5 diferencias entre salud mental y salud emocional

Cada vez más se habla sobre la importancia de cuidar la salud mental y emocional para lograr un estado de paz, seguridad y equilibrio tanto personal como en las relaciones con los demás, pero ¿son conceptos iguales o diferentes?

Aunque se encuentran profundamente relacionados y los niveles de uno afectan al otro, la salud mental y la salud emocional son conceptos diferentes que debemos conocer para trabajarlos y mantener un balance adecuado en cada uno de ellos.

Diferencias entre salud mental y salud emocional

Las personas que cuentan con un balance saludable de salud mental y emocional logran relaciones armónicas con su entorno inmediato (familia, trabajo, comunidad) y equilibran el impacto de sus emociones en sus dinámicas personales y sociales, por lo tanto, suelen manejar mejor los cambios, imprevistos y negativas para transformarlos en oportunidades de crecimiento integral.

¿Cómo se complementan estas dos áreas en las dinámicas diarias que vivimos los seres humanos? Te presentamos cinco características en donde actúan la salud mental y la salud emocional de forma integrada, pero desde perspectivas diferentes.

  1. El cerebro vs el corazón

Románticamente, siempre se ha asociado al corazón como el responsable del control de nuestras emociones, sin embargo, tanto las decisiones racionales como las emocionales se encuentran en nuestro cerebro. Por un lado, la salud mental ayuda a que se desarrolle armónicamente todo lo que los psicólogos llaman el proceso cognitivo, que tiene que ver con la creación, modificación, almacenaje y recuperación de la información para generar aprendizajes. Mientras que la salud emocional se encarga de entender la manera como procesamos y manejamos las emociones, por lo que su enfoque es más en los sentimientos de las personas.

  1. Procesos de aprendizajes vs manejo de sentimientos

En relación con lo anterior, la salud mental permite que el individuo desarrolle habilidades y procesos de aprendizajes para trabajar adecuadamente en distintos ambientes y dar su aporte a la comunidad; mientras que la salud emocional le brinda herramientas para identificar las emociones que siente ante diversas situaciones y regular la forma como responde ante ellas.

  1. Manejo de situaciones de estrés vs adaptación a circunstancias difíciles

Ante situaciones de estrés, las personas con buena salud mental encuentran caminos y alternativas para canalizar y superar de forma exitosa los retos que enfrenta; una buena salud emocional les facilita el proceso de ajuste y adaptación para manejar sus emociones y pasar de sentimientos negativos (miedo, angustia, rabia) a positivos (esperanza, calma, perdón), permitiendo la llegada de nuevas ideas y soluciones para la adecuada toma de decisiones.

  1. Relación con el entorno psicosocial vs reconocimiento del impacto interno de nuestras emociones

La salud mental nos permite establecer relaciones armónicas con nuestros entornos familiares, amistosos, de trabajo y con la comunidad; gracias a estas dinámicas sociales las personas desarrollan sentido de pertenencia, aportan para el beneficio de su entorno y se sienten felices y satisfechos. La salud mental nos ayuda a reconocer cómo nos sentimos con las situaciones que vivimos, y a definir el tipo de respuesta que daremos ante esas emociones. La sana combinación entre salud mental y emocional permite el bienestar integral (emocional, mental y social).

  1. Impacto en el proceso de toma de decisiones vs desarrollo de inteligencia y resiliencia emocional

En consecuencia, las personas que gozan de salud mental tendrán más herramientas para tomar decisiones asertivas, oportunas y convenientes; serán más efectivos en sus negociaciones y generarán resultados más beneficiosos; por su parte, la salud emocional permite el desarrollo de la inteligencia emocional, que se refiere a la sana administración de las emociones para hacer lo que es mejor para nosotros en lugar de dejarse llevar libremente por los impulsos. 

Aunque la salud mental se relacione más con las aptitudes para llevar a cabo los procesos de aprendizajes y la salud emocional con las actitudes para afrontar las situaciones, es la combinación de ambas la que nos ayudará a establecer relaciones saludables con todas las personas que nos rodean, a afrontar con éxito los retos y complejidades de la vida y a adaptarnos a la dinámica de cambios que se presenten para ser personas resilientes, dispuestas a salir de la zona de confort para crecer y avanzar.

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